
El Centro Democrático atraviesa uno de sus momentos más tensos desde su creación, luego de que el expresidente Álvaro Uribe y la dirección del partido anunciaran la salida de Miguel Uribe Londoño de la consulta interna para escoger candidato presidencial de 2026, tras conocerse su presunta intención de respaldar al aspirante por firmas Abelardo de la Espriella.
El exprecandidato negó haber renunciado y respondió públicamente: “ni renuncio ni me renuncian”, trasladando la disputa de los comités internos a la opinión pública.
En medio de la controversia, el expresidente Uribe reiteró que, “desde el doctor Abelardo de la Espriella hasta el doctor Sergio Fajardo, el Centro Democrático continúa el proceso de escogencia de su candidata o candidatas a la Presidencia de la República” y precisó que en la consulta interna intervienen las senadoras María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín.
Según el mensaje divulgado, el partido insiste en su “voluntad de contribuir a un gran acuerdo para el bien de la democracia colombiana” que incluya un “amplio espectro” entre esos dos nombres.
Uribe subrayó que los acuerdos que se alcancen sobre lo fundamental para consolidar una coalición de esa naturaleza deberán reconocer ante la opinión pública las diferencias entre los distintos aspirantes, con el fin de no diluir las identidades políticas.
La tensión interna por la salida de Miguel Uribe se suma a semanas de desacuerdos sobre el mecanismo de selección y el grado de participación de las bases. Mientras sectores afines al senador reclaman que ‘se está rompiendo la palabra empeñada’, la dirección del partido y otros precandidatos han cerrado filas en torno al proceso definido y a la necesidad de mantener disciplina interna en pleno año preelectoral.
El pulso del Centro Democrático se desarrolla, además, en un escenario de reacomodo de la derecha y el centro, con figuras como Abelardo de la Espriella y Sergio Fajardo midiendo respaldo en la opinión, y con la izquierda avanzando en sus propios mecanismos de selección.
En este contexto, el partido fundado en 2013 por Álvaro Uribe enfrenta el reto de sostener su consulta interna, mantener capacidad de negociación en una eventual coalición amplia y evitar que sus fracturas terminen restándole peso en la definición del mapa presidencial de 2026.




